viernes, abril 4

El Palacio de Schönbrunn, joya de la Viena imperial



Schönbrunn. Llegué por primera vez en un caluroso día de verano a mis 17 años, llena de emoción por visitar ese palacio de cuento de hadas que tantas veces había visto en las películas de Sisi.

Ya el inicio había sido casi mágico, ya que nos hospedaron en el Park Schönbrunn hotel , que era un pequeño palacio que se usaba como residencia de los huéspedes del emperador Francisco José, y al entrar estaba el famoso retrato de Sisi, pintado por Winterhalter, dándome la bienvenida en el hall de entrada del hotel.

Estar allí , ya de por sí era increíble; era como ingresar a otro tiempo, a otra historia, tan ajena para mí como argentina, pero tan cercana desde mi memoria. Pero sobre todo, develadora de verdades que distaban mucho de las contadas en las historias de las princesas....

El palacio de Schönbrunn en sí es imponente, y luminoso, con sus paredes de color amarillo. Este edificio fue construido en el siglo XVIII como residencia veraniega y coto de caza para los emperadores austríacos, ya que en esa época quedaba en las afueras de Viena, pero hoy, a unas pocas estaciones de tranvía del centro histórico. Sin embargo estas tierras se usaron como pabellón de caza de la corte austríaca desde el 1300, en plena Edad Media, y en 1539 pasó a pertenecer a Maximiliano II, de la Casa de los Habsburgo.

Su mayor apogeo y crecimiento fue durante el reinado de María Teresa, que lo recibió como regalo de su padre, y quien pasaba aquí largos períodos con sus diez hijos, entre ellos María Antonieta. Fue la Emperatriz María Teresa de Austria quien amplió y construyó las actuales instalaciones y embelleció sus jardines.

La mayoría de sus 1440 habitaciones son de estilo barroco austríaco, con mucho blanco, dorado y el rojo de los Habsburgo. A mi modo de ver, la decoración es exquisita, mucho menos recargada que en otros grandes palacios europeos, y sobre todo muy luminosa. Son dignos de admiración los pisos de roble de Eslavonia, las arañas de cristal de Bohemia, y de Murano, las porcelanas de Dresden, todas antiguas ciudades del imperio. También el gusto de la época por Oriente está presente en varios saloncitos más íntimos que eran utilizados por María Teresa para sus audiencias privadas. Y el magnífico gran hall de baile, similar al salón de los espejos de Varsailles, invita a dejar volar la imaginación a un par de siglos atrás para recrear en nuestra mente las escenas palaciegas de entonces, donde Mozart, a la edad de 5 años, dio su primer concierto.

Pero lo más imponente de este palacio, está fuera de sus paredes, en los interminables jardines. Schönbrunn, significa en alemán, “Bella Fuente”. Amplias extensiones verdes que se extienden hasta donde abarca la vista, con increíbles “parterres” de flores al estilo francés, atravesando bellísimas fuentes para llegar en zigagueantes caminos hasta la Glorieta desde donde se ve el Palacio en su máximo esplendor, con el fondo de la ciudad de Viena, y los Alpes detrás. Galerías de tilos abren paso a senderos que conducen a los Jardines Romanos, al laberinto. al Invernadero con una variada colección de palmeras y especies tropicales, y al Jardín Zoológico, el más antiguo del mundo y de los más renombrados de Europa por su trabajo de conservación de especies en peligro de extinción.




No alcanza con una tarde para visitarlo, ni un día. Yo volví en una fresca y perfumada primavera y también en un gélido invierno, donde todo ese desborde de naturaleza dormía su siesta bajo un grueso manto de hielo y nieve, dándole a Schönbrunn una imagen absolutamente diferente; parecía otro, no el mismo de aquel verano casi diez años antes. Me falta verlo en otoño, en el que seguramente debe estallar en rojos, ocres , y amarillos. Algún día lo haré , porque Schönbrunn y Viena son lugares para volver una y otra vez…

Miren si no, por ustedes mismos, estos videos...



y si quieren recorrer el interior del Palacio...



y en el Zoológico de Schönbrunn, Fu Long, el bebé panda en febrero 2008.



Curiosidades:
Schönbrunn
fue el primer palacio que tuvo luz eléctrica durante el reinado del Emperador Francisco José. También fue el primero en tener modernos inodoros en cuartos de baños integrados a los dormitorios. Francisco José y Sisi, en el siglo XIX fueron los primeros monarcas en tener una habitación matrimonial, ya que hasta entonces las recámaras estaban separadas.

Desde 1997, Schönbrunn, por su belleza arquitectónica y paisajística, sus fuentes, esculturas yjardín zoológico, ha sido declarado en conjunto, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO

Para conocer más sobre Schönbrunn:
http://www.schoenbrunn.at/en/things-to-know/palace.html

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